La luna blanca ilumina los árboles,
Tu pelo dorado se evapora en el éter,
El arroyo deja caer las húmedas perlas de agua
Sobre la alfombra aterciopelada de tu piel.
La transparencia de tu mirada, me deja ver
Los intrincados recovecos de tu corazón,
Mientras mis dedos acarician el pájaro alado
Que se posó suavemente con noticias del paraíso.
El me habla de tormentos, de fuego apaciguado,
De silencios perfectos, de voces acalladas.
Me cuenta que tu pecho se expande,
Intentando atraparme entre sus paredes.
Me libero de mí mismo y me dejo apresar
Por tu pelo dorado, por tu piel aterciopelada,
Por los recovecos de tu corazón y tu pecho expandido.
Me dejo envolver, por las noticias de tu paraíso.
Txema Olleta
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