Hace poco hacíamos un trabajo en nuestro Club de los contadores de historias sobre las elegías y las odas, y nuestras queridas maestras nos pedían que recordáramos un objeto que para nosotros tuviera un significado muy especial. Lo primero que me vino a la mente fue mi primer triciclo, un bello ejemplar de cabalgadura con tres ruedas, volquete trasero azul, manillar rojo y resto de piezas de color amarillo. Un hermoso corcel con el que viví grandes aventuras emulando por las campas y terraplenes de Dolareche, a mis ídolos del motocros, a quien mi padre solia llevarme a ver a las laderas de San Roque, en Archanda. Y he aquí que surgió esta elegía como homenaje a mi querido triciclo. Que vuesas mercedes lo disfruten.
MONTADO SOBRE PEGASO
Montado sobre Pegaso
viví aventuras sin fin,
convertido en barco pirata
me llavaste del uno al otro confín.
Juntos subimos montañas,
descendimos a las profundidades,
agarrado a tus cuernos de toro bravo
escapando de los corrales.
Galopaste por entre las nubes
cual corcel bello y alado,
y al final te rompiste
en mil y un pedazos.
Solo tenías una pega,
que había que pedalear.
Mi niñez acabó yéndose contigo,
cuesta abajo y sin frenar.
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