Mira tu por donde, a lo tonto a lo tonto, se acabaron las vacaciones. Aquí estoy de nuevo, levantándome a las 7 de la mañana, yendo a trabajar, elaborando el plan de actividades familiares para este nuevo curso… inmerso en una vorágine que me devora cada setiembre. Y resulta que, nada más llegar, me entero de que tengo que tener el síndrome posvacacional (lo dicen los periódicos). Un escalofrío me recorre el cuerpo. Debo estar enfermo, porque yo no tengo esos síntomas: depresión por la añoranza del pueblo que se dejó atrás, ansiedad pensando en la jarra (helada, por supuesto) de 1/2 litro de cerveza que te tomabas todos los días con aceitunitas en la terraza del bar de la Chus , en los asaditos que te preparabas de costilla con patatas y luego bajabas a asarlos en el horno de la Chus (muy maja esta Chus, y muy completita).
¡Esto es horrible! ¡No soy un ser humano normal! ¡Yo no tengo ese síndrome! ¡¡¡Lo mío es peor!!!
Estoy agobiado porque la niña empieza el ballet el mismo día que vuelvo de vacaciones. Estoy angustiado porque el otro niño tenía que haber empezado los entrenamientos de baloncesto dos días antes de volver de vacaciones, estoy esquizofrénico porque el mayor empieza la universidad y el curso de EGA al día siguiente de volver, porque todavía no he acabado de entrar en casa y ya estoy pagando las matrículas de los cursos, porque tengo que hacer ya mismo el planing de todas las actividades de este curso y algunas ya han empezado, porque en el trabajo tengo ya cola de «marrones» hasta los próximos dos meses, porque…
¡¡Ya se lo que es!! ¡Buffff, menos mal! Acabo de descubrir que lo tenemos muchos padres y madres. Es el síndrome precursal, si, ese que aparece siempre al comienzo del curso y que hace que todas las fuerzas recuperadas con la cervecita y los asaditos te duren menos que un caramelo a la puerta de un colegio.
La ventaja es que es imposible que los dos sindromes te ataquen a la vez. Generalmente el precursal se come al posvacacional. De todos modos a mi me da lo mismo, estoy comido por los síndromes.
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