Hace poco hemos sentido encoger nuestro corazón con las imágenes de la tragedia de Haití. Miles de muertos y desaparecidos. Este mundo es así. Con la misma velocidad con la que nos llegan las imágenes de cada tragedia, se nos borran las de la anterior. ¿Donde está nuestro dolor por la tragedia de las niñas de los orfanatos chinos, o las del tsunami, o las de las pateras que, como un goteo incesante, nos llenan de inmigrantes muertos las costas de este país? No hay que ir tan lejos. Las calles de nuestras grandes ciudades están llenas de tragedias, de dolor, hambre y miseria. Las condiciones de vida de algunos barrios de Madrid, por ejemplo, no tienen nada que envidiar a las de Calcuta. Ya se que a más de uno le escandalizará tal comparación, pero mi pregunta, la que me hago a mí mismo, es: ¿Qué hago yo para acercarme a esas personas? ¿Cómo me acerco a los pobres y comparto su dolor? ¿Hasta qué punto utilizo a «Calcuta» para justificarme por mi falta de compromiso para con los desamparados con la excusa de que está lejos?
En el dia a dia de mi trabajo, intento ser coherente con lo que mi conciencia me dicta, y en ese intentar ser coherente busco a mi alrededor la manera de responder a esas llamadas. Y os puedo asegurar, queridos y queridas amigas, que no tengo que mirar muy lejos ni abrir mucho los oídos para sentir y escuchar el lamento de personas que buscan ese apoyo. Pero lo que realmente me preocupa, lo que de verdad siento como una losa es si estamos todavía a tiempo de movernos, de revelarnos contra el silencio que nos oprime, que nos ahoga. Si no será demasiado tarde para hacer de nuestro corazón una inmensa antena parabólica, si no lo tendremos demasiado encallecido a costa de las grandes tragedias que nos hagan olvidar los pequeños lamentos que nos rodean y a los que si podemos dar calor humano.
Esa era mi duda hasta que escuché esta canción de Rosana. A pesar de lo que parezca, es un canto de esperanza, pero sobre todo nos marca un sendero que seguir. Sencillo, cercano, libre, pero a la vez lleno de compromiso. Y, amigos, eso es lo jodido.

Si robaran el mapa del país de los sueños

Siempre queda el camino que te late por dentro
Si te caes te levantas, si te arrimas te espero
Llegaremos a tiempo, llegaremos a tiempo.

Sólo pueden contigo, si te acabas rindiendo

Si disparan por fuera y te matan por dentro
Llegarás cuando vayas, más allá del intento
Llegaremos a tiempo, llegaremos a tiempo.